16 de febrero de 2014
THE TRICK, WILLIAM POTTER, IS NOT MINDING THAT IT HURTS
Por
Berto Naviera
En esta ocasión, mis dilectos
amigos, quiero hablarles sobre cine. Pero no sobre cualquier clase de cine,
sino sobre aquel que ya no se hace. Sobre el cine de las Grandes Producciones, sobre
aquellas películas intemporales que continúan guardando su valor a través del
tiempo y que, incluso, algunas veces lo incrementan.
Esta vez me voy a permitir
hablarles de un film muy particular. Un film en donde no hay una figura
femenina que nos atrape con sus encantos ni una historia de amor que nos
emocione. Tampoco tiene sangrientas escenas que despierten nuestro morbo ni trata
de un superhéroe cuyos absolutos triunfos llenen la pantalla. Les voy a hablar
de una película de grandes escenarios —grandes, en el estricto sentido de la
palabra— y hermosos paisajes y personajes majestuosos y, la siempre compleja,
trama de la vida; todo ello magistralmente entretejido por un soberbio director
dentro de una historia épica. Estoy hablándoles, mis amables lectores, de la
superproducción inglesa de 1962: Lawrence
Of Arabia.[1]
Lawrence:
—I killed two people. I mean, two Arabs. One was a boy.
[…] The other was a man. […] I had to execute him with my pistol. There was
something about it I didn't like. […] I enjoyed it.[2]
Estrenada en diciembre
de 1962 en un magno evento en el teatro Odeon
de Londres atendido por la mismísima reina Elizabeth II, esta maravillosa
película ha cumplido ya más de medio siglo sin que hasta la fecha haya perdido
un ápice de su grandiosidad y vigencia. La historia narra la aventura del espía
inglés Thomas Edward Lawrence dentro del enfrentamiento entre árabes y turcos
durante la Primera Guerra Mundial, por lo cual se le conoció con el sobrenombre
de “Lawrence de Arabia”.
Aprovechando la atracción
que lograba la compleja personalidad del teniente Lawrence y el rotundo éxito previo
que habían logrado con la cinta The Bridge
on the River Kwai (1957), el director de cine David Lean y el productor Sam
Spiegel se lanzaron a la realización de este magno proyecto filmándolo en
locaciones que abarcan el Oriente Medio (Jordania), África (Marruecos) y Europa
(Inglaterra y España). Para el papel protagónico de la película se eligió a un actor
desconocido en aquella época: el inglés Peter O’Toole, quien actuó como T. E.
Lawrence; Omar Sharif, un nobel actor egipcio, hizo el rol de Sherif Ali ibn el
Kharish, un guerrero de las tropas del Príncipe Feysal; Anthony Quinn actuó como
Auda ibu Tayi, líder de una de las más importantes tribus árabes; Alec Guinness,
quien ya había trabajado con Lean en The
Bridge…, personalizó al Príncipe Feysal y Jack Hawkins actuó como el general
inglés Lord Edmund Allenby.
El film fue un éxito arrollador
e instantáneo y las funciones se saturaban rápidamente, pues la película solo
podía exhibirse dos veces al día debido a su insólita duración de 3 horas y 42
minutos, lo que obligó a aceptar reservaciones para las proyecciones hasta por
correo. Así, la obra de David Lean ganó 10 premios Óscar en el año inmediato
posterior:
1. Mejor película.
2. Mejor director (David Lean).
3.
Mejor actor principal (Peter O'Toole).
4. Mejor actor de reparto (Omar
Sharif).
5. Mejor guion adaptado (Robert Bolt y
Michael Wilson).
6. Mejor montaje (Anne V. Coates).
7. Mejor fotografía (Color) (Freddie
Young).
8. Mejor banda sonora (Maurice Jarre).
9. Mejor dirección artística (Color)
(John Box, John Stoll, Dario Simoni).
10.
Mejor sonido (John Cox).
Algo de tomar en
cuenta de esta obra maestra es su grandiosa banda sonora. Casi estoy seguro de
que todos han oído por lo menos el tema principal de la cinta. El músico
francés Maurice Jarre creó una música que apoya y da realce a la majestuosa escenografía
de la película y al drama y la acción del argumento. Definitivamente, Lawrence of Arabia no sería la obra
maestra que es sin la música de este compositor francés. Jarre también sería,
más tarde, el creador de otra de las bandas sonoras más importantes de la obra
cinematográfica de David Lean: Doctor
Zhivago, que también le valdría un Óscar.
El guion, creado por
Robert Bolt y Michael Wilson, está basado en la obra literaria escrita por el
propio Thomas Edward Lawrence, Los siete
pilares de la sabiduría, en donde dejó plasmada su aventura con los árabes.
Muerto prematuramente, a los 47 años, en un accidente en motocicleta, Lawrence
se convirtió en uno de los mitos más importantes de la Inglaterra de la
postguerra. Surgió, incluso, una teoría que hablaba de un complot organizado ex
profeso para matarlo. Así que el teniente inglés terminó convertido en un
oscuro personaje cuyo misterio incrementó de sobrada manera la expectación por
la película que relataba su historia y que prometía desvelar al personaje,
puesto que los primeros afiches, exhibidos en el majestuoso teatro Odeon, mostraban únicamente una silueta
de un rostro de oscuras sombras enmarcado por un blanco turbante árabe. De tal
suerte que, hablando en términos modernos, Lawrence
Of Arabia se convirtió en un thriller psicológico de un hombre enfrentado
contra su propio mito y contra la bastedad del desierto; un hombre que ignora
su propia trascendencia pero que se encuentra, sorpresivamente, a sus anchas en
medio de la vorágine de la rebelión árabe de 1916. Lean lo sabe y se aprovecha
de ello.
Después de la toma de
Áqaba por los árabes, Sherif Ali ibn el Kharish rinde honores a Lawrence:
Sherif Ali:
—Garlands for the conqueror. Tribute for the prince.
Flowers for the man.[3]
Lawrence:
—I'm none of those things, Ali.[4]
Sherif Ali:
—What, then?[5]
Lawrence:
Y en una de las
primeras escenas de la película —que en realidad es el final de la vida del
teniente Lawrence—, un reportero pregunta a Jackson Bentley su opinión sobre la
personalidad del teniente del ejército inglés, a lo que Bentley contesta:
He was a poet, a scholar and a mighty warrior […]. He
was also the most shameless exhibitionist since Barnum and Bailey.[7]
El producto de todo
esto resulta en la creación de una maravillosa obra de arte cinematográfica que
consumió alrededor de 15 millones de dólares y terminó recaudando más de 70. Una
película cuyo tiempo de filmación se calculó en cinco meses y terminó durando
más de dos años. Una cinta a la cual El American Film Institute coloca en la
séptima posición de las 100 mejores películas.
Así que en esta
ocasión, mis queridísimos lectores, va mi recomendación para que se den un
tiempo y con toda la tranquilidad disfruten de esta joya que nos legaron una
compañía de filmación inglesa, un puñado de grandes actores y miles de extras,
camellos y caballos que, trabajando arduamente en unas locaciones
insospechadas, se integraron a la eternidad de las grandes obras. ¡Qué la
disfruten! y no se les olvide mandarnos sus comentarios.
[1] Lawrence de Arabia
[película], productor: Sam Spiegel, director: David Lean, edición: 202, México,
Columbia Pictures, 1962, 2 DVD, son.,
col.
[2] —He matado a dos personas.
Quiero decir, dos árabes. Uno de ellos era un niño. [...] El otro era un
hombre. [...] Tuve que ejecutarlo con mi pistola. Había algo en él que no me
gustaba. [...] Lo disfruté.
[3] —Guirnaldas para el
conquistador. Homenaje para el príncipe. Flores para el hombre.
[4] —No soy ninguna de esas
cosas, Alí.
[5] —¿Qué eres entonces?
[6] —No sé.
[7] Fue un poeta, un erudito y
un poderoso guerrero [...]. También fue el exhibicionista más descarado de
Barnum y Bailey.
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1 comentarios:
Amigo, ayer me desvelé viendo la película. ¡Está genial! Muchas gracias por tu excelente recomendación.