19 de octubre de 2014

PARAÍSO PERDIDO


Por Roberto Marav


Sombras
Lautaro Dores
La rosa que luce su fulgor
y no mide el tiempo en su cenicienta belleza.
La mariposa abrasada por
la líquida impaciencia de su ímpetu herético.
El hálito invisible y fugaz
del crepúsculo sollozar del sol sin la luna. 

Agotado el camino, ¿habremos de dirimir
la mano que se ofrece insensata?
Pues nadie conoce la promesa.
No hay más secreto. El jardín terminó incendiado.
Nunca nadie ha de regresar a este sueño de sombras.
 

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