7 de diciembre de 2014
HISTORIA PARCA
Por Berto Naviera
![]() |
Saturno devorando a su hijo Francisco de Goya |
Había una vez, en una tierra muy muy lejana, un
pequeño país, hermoso y agradable, pero que se sentía cada vez más mal. Este
bello país había sido infectado por minúsculos bichos que, no por minúsculos,
dejaban de ser peligrosos. El pequeño y noble país entonces se sentía molesto e
inflamado, algo en su interior no estaba bien y con el tiempo se iba sintiendo
más y más indigesto. Sus tripitas le dolían y hacían ruidos raros que aquel
pequeño país no llegaba a justificar. ¡La había estado pasando tan bien!
Lo que realmente pasaba es que dentro de las tripitas
de aquel pequeño y bello país habían ido creciendo unos minúsculos bichos malvados:
unos azules, otros amarillos, los más abundantes que eran de color rojo y los
peores, porque se juntaban con cualquiera de los anteriores y causaban mayores
destrozos, que —paradójicamente— eran de color verde.
Estos pequeños y desagradables bichos tenían ya tiempo
hospedándose dentro del cuerpo de nuestro pequeño país y, como casi siempre
sucede cuando uno se consigue parásitos como esos, a veces se ponían traviesos
y hacían pasar alguno que otro mal rato al país de nuestro cuento, pero
siempre, y después de un tiempo siempre breve, todo retornaba a la normalidad y
nuestro lindo paisito volvía a sentirse el más afortunado del planeta del que
formaba parte. Así había sucedido todo el tiempo. Una o dos veces se había
sentido realmente mal, como a todos nos sucede de vez en vez cuando nos
atiborramos de helado de chocolate y primero nos sentimos eufóricos para
después, pasada la euforia del atiborramiento chocolatesco, sufrir las
consecuencias que casi siempre nos causan los abusos de algo; o como cuando nos
da flojera hacernos un rico desayuno de huevo con papa y nos largamos a comer
una de esas hamburguesas que parecen hechas de cartón reciclado que, aparte de que
son carísimas, siempre nos hacen arrepentirnos de nuestra decisión porque terminamos
sintiéndonos mal del estómago y nos sentimos pesados e indigestos. Claro,
¿quién no ha pasado por esto? Seguro que a todos alguna vez les ha sucedido
algo parecido.
Pero esta vez el malestar del pequeño país parecía
algo diferente, esta vez sentía un malestar que no se curó con un tecito bien
caliente de manzanilla con una pizca de carbonato ni tan siquiera cedió con dos
copitas de ese rico y aromático mezcal que siempre calienta las tripitas y
brinda alivio casi instantáneo. Esta vez era diferente, algo estaba funcionando
mal y en vez de mejorar nuestro pequeño y bello país se sentía cada vez más
mal. Ya hacía tiempo que el malestar había comenzado, primero con lejanos
murmullos inciertos como de una muy lejana tormenta: nada por que asustarse o
prender las alarmas pensó aquel paisito. Pero los lejanos murmullos no
amainaron y siguieron por mucho tiempo hasta convertirse en grandes tumultos
que ya no podían seguir siendo ignorados. Así que el país de nuestro cuento,
asustado, determinó hacer una cita con el doctor que veía por la salud de los países
que habían ido perdiendo la salud.
Lo malo es que, como sucede algunas veces (aunque
definitivamente no debería de suceder jamás), resultó que el médico que se
suponía iba a curar los malestares del bello país del que trata esta historia
no era bueno, pero ni tantito, así que este malvado médico se dedicó, vayan
ustedes a saber por qué, a proteger a los bichos malos que hacían doler la
pancita del bello pero dolorido paisito y en lugar de ayudar a controlar a los multicolores
y villanos bichos les permitió tomar mayor fuerza. Claro, los bichos se aprovecharon
de esto y se fueron volviendo cada vez más malos y comenzaron a maltratar y a
lastimar a las diversas células que, hasta ahora, habían llevado una vida
tranquila y feliz construyendo y haciendo crecer al pequeño y bello paisito. Aquellos
bichos malvados, que siempre habían competido entre ellos por ser los más
importantes, se pusieron de acuerdo para arruinar por completo la salud de
nuestro lindo paisito y adueñarse de su cuerpo para despedazarlo y vender su
carne a los otros países que habitaban con él el mismo planeta azulado por kilo
o por onza o por quilate o por libra o por lo que fuera pero que los volviera
muy ricos.
Y allí siguen aun así las cosas: la salud de aquel
infausto paisito no mejora, por lo contrario cada vez está peor su salud y su
humor ha ido cambiando, ya no se siente muy feliz que digamos debido al dolor
de tripitas ocasionado por la infestación de aquellos bichos malos que poco a
poco han ido cambiando de color volviéndose todos negrísimos.
Y bueno, yo hasta aquí le dejo, esta historia
continuará porque yo ¡YA ME CANSÉ...!
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(Atom)
Categorías
- Crítica (9)
- Ensayo (9)
- Entrevista (2)
- Lengua (2)
- Narrativa (33)
- Poesía (34)
- Recomendación (6)
Colaboraciones
- Berto Naviera (9)
- César Vega (8)
- Iván Dompablo (9)
- Nidya Areli Díaz (9)
- Roberto Marav (7)
- Sofía Mares (13)
- Vladimir Espinosa (9)
- Víctor Alvarado (9)
- Víctor H. Pedraza (8)
Con tecnología de Blogger.
Lo más leído
-
Por Vladimir Espinosa Román Una de las grandes virtudes de Octavio Paz es la maestría de sus obras ensayísticas. Todas ellas ll...
-
Por Nidya Areli Díaz La muertita es una tragedia de corte político y social cuyo tópico principal son las Muertas de Juárez. El...
-
SEMBLANZA Libia Eunice Salcedo Ruiz nació en la Ciudad de México el 25 de agosto de 1971. De madre libanesa es una de las seis hijas...
-
Por Vladimir Espinosa Román La personalidad femenina que se retrata en el cuento “Los convidados de agosto” (incluido en el libro ...
-
SEMBLANZA M ó nica L öwenberg es una artista plástica contemporánea nacida en la Ciudad de México. Sus estudios en Diseño G...
-
Por César Vega Querida Samantha: Trataré de ser lo más concisa y breve al explicarte todo este asunto; en verdad te ...
-
Por Nidya Areli Díaz SEMBLANZA David García Ruiz, Alias Torlonio, nació en la ciudad de Madrid el 6 de febrero de 1964. Pasó ...
-
Por Víctor Alvarado Botas de futbol Ricardo Renedo Todo iba bien hasta que ¡tras!, se escuchó por enésima vez un pelotazo en e...
-
Por Víctor Alvarado Con este, es el quinto intento de escribir unas buenas líneas, dame dos o tres minutos y tal vez lo logre. A...
-
Por Nidya Areli Díaz Ojo por ojo, diente por diente es una obra del dramaturgo Mauricio Jiménez que se originó al adaptar la come...
0 comentarios:
Publicar un comentario