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18 de noviembre de 2014

EL POEMA EN PROSA

O VOLAR UN PAPALOTE[i]

Por Armando Escandón 


Me gustaría iniciar estas líneas con una pregunta: ¿qué tienen en común el David de Miguel Ángel Buonarroti y la conocida escultura llamada Coatlicue? Y aunque seguramente se pueden encontrar cientos de puntos en común, tales como su grandeza estética, ser testigos de parte de la historia de la humanidad, mostrarse como síntesis de una época y forma de observar el universo, entre muchos otros tópicos. No obstante, para el tema que nos ocupa en esta ocasión me gustaría destacar el punto de encuentro de estas piezas en tres aspectos: a) ambas son esculturas; b) fueron esculpidas en una sola pieza; y c) se mantienen estáticas.
7 de octubre de 2014

HUMANISMO


Por Armando Escandón 

“… define al prójimo…
no con una fórmula teológica,
sino con una situación vital”. 

Martin Luther King, Ser un buen prójimo. 

 

El grajo y los perros
Alias Torlonio
Noche gélida, invernal.
La gran megalópolis.     Los suburbios. La nieve cae.
Un perro semivivo, tras ser arrollado por un automóvil.
El sacerdote católico pasa. Ve al animal moribundo, piensa: “Es solo un perro…”.
De rato, un rabino cruza por el mismo sitio, apenas nota la situación: “Es solo un perro…”, se dice y continúa su camino.
En poco, un vagabundo se apersona, es un hombre cualquiera. Se quita la camisa, en ella envuelve al can, lo abraza y se lo lleva.
“Jesús, Yavhé y los dioses todos bendigan a aquel quien ayude a su prójimo”, susurra en un gruñido el perro, mientras comienza a entrar en calor.
 
23 de agosto de 2014

COMPAÑEROS


Por Armando Escandón

 
Filosofo leñador
Eugenio Hermoso
El leñador inmisericorde flagelaba al burro: 

— ¡Anda, miserable! ¡Desquita tu alimento! 

El animal, con los ojos crispados por las lágrimas y lleno de dolor, apretó el paso: 

Al llegar a la casa grande, el leñador desmontó su carga, tocó el portón para entregar la leña y recibir su pago. 

Abrió el señor de la casa que iba de salida: 

— ¡Por qué tardaste tanto! ¡Flojo! ¡Por personas como tú, el país no prospera! 

De mala gana, el hombre aventó al piso unas monedas. El leñador masculló un sombrío “gracias” y recogió el dinero.
 
Al desandar el camino, tanto el corazón del leñador como el del burro latían a un mismo ritmo.
 
 
13 de julio de 2014

LA BELLA QUEMADA


Por Armando Escandón
 

Puntos de luz
Mariela Mónica Montes
La beldad residía en ella. Mil y un pretendientes la cortejaban, siempre se vio rodeada de invitaciones a cenar, chocolates y flores. Mas llegó el día en que se cuestionó: “¿A quién buscan, a mí o a mi belleza?”. Escarnecida por la duda, decidió rociar su cuerpo con alcohol y encender un fósforo. En cuestión de segundos su hermosura pasó a formar parte del pasado. La dama de compañía, alertada por los gritos, llegó en el justo momento para brindarle auxilio a su ama. Los días cedieron su lugar a los meses y éstos a los años. Los admiradores desaparecieron, a excepción del número mil uno, quien tarde tras tarde visitaba a la bella quemada. 

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